Minimalismo y sostenibilidad.
- Carla Aguilar Sáez
- 14 nov 2020
- 1 Min. de lectura
El arte minimalista se resume en reducir a lo esencial (menos es más).
Surge en EEUU a comienzos de la década de 1960, reaccionando contra el arte pop y sus llamativos colores y formatos. Esta corriente artística comparte con la sostenibilidad el hacer un uso más responsable de los recursos.

El minimalismo es hoy en día una de las corrientes de arte más sostenibles, puesto que se utilizan materiales mínimos, así como de mejor calidad, lo que hace que ahorremos una gran cantidad de pintura, lienzos, y todo aquello que requiere la realización de una obra de arte.
El acto más sostenible es aquel que no requiere la fabricación de ningún objeto, es por ello que, al tender a reducir a lo esencial, el minimalismo contribuye a la reducción de la huella de carbono.
Para crear una pieza minimalista no es necesario gastar mucho material, este tipo de arte prioriza la paleta de tonos negros, grisáceos y blancos, dándole importancia a las líneas y a lo que se quiere transmitir con ellas. Además, puede ser creado en diferentes formatos, desde lienzo hasta lo digital, lo que añade versatilidad, es por esto que muchos artistas están eligiendo esta corriente artística para mostrar lo que son capaces de hacer con tan poco.

El minimalismo no se centra en la complejidad, sino que busca la manera de crear más con menos. Esto requiere utilizar menos recursos, pero, a su vez, encontrar la forma de expresar aquello que se desea. Muchas veces no es una tarea fácil, pero esta relativamente ''nueva'' corriente artística cada vez es más popular entre los creadores de piezas de arte actuales.
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